miércoles, 21 de diciembre de 2011

Consejo de ultratumba

Mas de medianoche…con gran dificultad me levanto del sofá y apago la tele…me asomo al balcón siguiendo el ritual de cada noche, un ultimo cigarro antes de acostarse, un ritual que se lleva repitiendo desde tiempos que con dificultad logro recordar, un ritual que me ha llevado a mi actual estado de salud…apenas si puedo respirar, mis pulmones son tan negros como el oscuro cielo que se refleja encima de mi cabeza, mis venas están atestadas de pequeñas cantidades de grasa en masa…y aun así…sigo fumando…

Con 57 años realmente ya me queda poco por hacer en esta vida…tengo 2 hijos y una hija, una esposa como la de cualquiera, un piso medio decente y un trabajo tan penoso como el de cualquiera…Si, no me puedo quejar…he vivido la vida que todo el mundo tiene, nunca he deseado ser rico, y claro esta, nunca lo he sido…tampoco he sido pobre, en amores si eso, pero por suerte a los 26 y antes de quedarme completamente calvo conseguí encontrar al amor de mi vida, o eso parecía…pues poco mas tarde me dejo y no se si debido al alcohol, a la mala vida que me di o a otras cosas sin mucho sentido, mi vida se transformo en algo mas que un paseo solitario por las calles, esquivando a los coches cuando pasaban cerca de charcos…al tiempo conocí a Laura, no era perfecta…no era el amor de mi vida…pero nos queríamos…y con ella forme mi familia…

Al igual que todo el mundo siempre he tenido altos y bajos momentos, y supuestamente siempre he sido libre…libre…que bien suena esa palabra, a mas de uno se le llena la boca al pronunciarla…¿ pero como se puede ser libre en un mundo así? ¿Acaso no soy un prototipo más? Miro a mi vecino y a pesar de la diferencia de edad no encuentro mucha diferencia ente su vida y la mía pasada…sin contar que desde los 15 años estoy preso del tabaco…

Me da vergüenza saber que nunca he sabido dejarme llevar por los depravados mundos de la locura…actuar conforme el más oscuro criterio del más oscuro rincón de mi cabeza alguna vez me dictó…

Tengo 57 años, me han descubierto cáncer del pulmón…para variar el culpable es el tabaco. Mis dolores y mi dificultad los achacaba yo al paso de la edad, negándome a aceptar que ese cigarro que tantos problemas arrastraba tras su ceniza fuera el culpable, aunque dentro de mi sabía que no había otra opción…

Con suerte, en unos meses habré muerto, si no…me espera una muerte lenta y dolorosa…solo por estar enganchado a estas drogas legales…solamente por no saber decir no…

Tengo 57 años y siento…es más…estoy seguro de que he desperdiciado mi vida…

No se si cuando leas esto yo ya estaré muerto, así que aprende y memoriza bien lo que te voy a decir…no lo dudes, y déjate llevar por los rincones oscuros de la mente…entonces si sabrás que has vivido una vida llena, y no solo un prototipo de ella…

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una historia con final deseado...


         A duras penas pudo abrir los ojos, un frio intenso recorría todo su cuerpo hasta convertir en hielo sus venas, la calidez parecía haberse esfumado por todos los poros de su cuerpo, los cuales habían sido sustituidos por pequeños gotazos de  escarcha y algunos restos de barro. La ropa apenas le podía proteger del frio exterior y se empezaba a notar entumecido. Todo oscuro, la noche parecía haber caído hace rato sobre su cabeza.

         Al poco tiempo las imágenes borrosos que sus ojos, llorosos por el frio intenso, le retransmitían iban tomando forma, parecía encontrarse en una  especia de descampando cerca de un bosque. Un cielo estrellado se abría ante él y una gran luna, apenas molestada por un par de nubes esporádicas, inundaba con algo de luz todo cuanto le rodeaba. A lo lejos, en el horizonte, pudo apreciar lo que parecían ser las distantes luces de un poblado.

        Más que el frio que recorría su cuerpo, le daba pavor el no saber cómo había podido llegar allí, ni en qué lugar se encontraba ahora mismo y lo que más le preocupaba aun, que podía haber hecho él para recibir tal castigo.

         Como mejor pudo se quitó la nieve, la cual, adivino por los pequeños montículos nevados que surgían a su alrededor, no llevaba mucho tiempo cayendo y puso camino hacia aquel distante lugar.
La luz que desprendía la luna sobre el terreno y lo llano y solitario de este le facilito la andadura, a pesar de sentir todo su cuerpo magullado, como si hubiera sido golpeado y llevado de un lado a otro como un saco de patatas cualquiera. Sin embargo, se miró una y otra vez el magullado cuerpo, pero no encontró señal de violencia alguna, tampoco alguna pista en los diferentes bolsillos de su ensuciada indumentaria.

       Por más vueltas que le diera a la cabeza era incapaz de arrojar nada de luz a tal extraña sensación…al menos por ahora…

martes, 4 de octubre de 2011

Requiem for the cigarrette


Ya conocía esta situación, un sudor frio recorría toda mi espina dorsal hasta perderse por la oscuridad de las sabanas, los ojos hinchados como un pavo el día de navidad, la garganta tan seca como la misma arena del Sahara, y las venas de mi cuerpo sirviendo de acelerada autopista a la sangre bombeada con bravura por el corazón…y vueltas y giros dados sobre la cama asemejando una peonza humana. Preocupaciones, algunas reales, otras inventadas, otras que ni siquiera son fruto ni de la realidad ni de la imaginación, pero están ahí, manteniéndote alerta, despierto, en guardia…sin poder pegar ojo.

Me asomo al balcón, el reloj roza casi las 4 de la noche, en la calle apenas pasa algún coche y todo es acariciado por la brisa fresca de este raro otoño que se asemeja más a un verano tardío que un pronto invierno. Con delicadeza deslizo mis dedos hasta llegar al paquete de tabaco, me saco un cigarro. Dejo que la cerilla se consuma un tiempo, lentamente, antes de iniciar este ritual de descanso tan conocido ya…más tarde, la cerilla no será más que un trozo de carbón alojado en el suelo cerca de alguna alcantarilla. 

Las primeras bocanadas de humo se deslizan por entre mi pelo como queriéndome abrazar y con ellas siento como si los problemas pesaran menos, todo no parece tan importante y en la nada está mi fijación, cabeza perdida contando estrellas, el maullido de un gato lejano que me hace sonreír…y de pronto, la vida no parece tan seria, te acuerdas de la buena compañía, de sus ojos, de las tardes con los amigos, de las risas y las paranoias…cada calada es un dulce recuerdo…

Pero al igual que la vida, nada es eterno, y con cada alegría consumida entre mis pulmones, crecía un malestar original de saber que no está bien resguardarse en el pasado, por muy placentero que sea.
El futuro está ahí, tarde o temprano llega, mientras la ceniza caía al vacío me iba dando cuenta de que no todo tiene porque ser bonito, que también hay belleza en la tristeza, en el sufrimiento y en el dolor.

Miro el filtro casi ahogado del tabaco, si anteriormente era blanco como el algodón ahora había tomado un tono como el sucio barro que todo el mundo detesta. Lo apoyo entre mis dedos pulgar e índice, le doy la última calada, lo lanzo lejos…como queriéndome resistir a su placentero aroma, lo lanzo lo más lejos que puedo… el que, si me mantengo fuerte, será mi último cigarro.

Adiós momentos placenteros de la noche, adiós. 

Huyo de tu aroma, de tu humo que todo lo envuelve, de tu negrura en mis pulmones, de mis bolsillos vacíos sin el fuego, me despido de ti para no volver a verte, para encontrar sustitutos a mis desvaríos, para vivir mejor en una vida peor…adiós tabaco, adiós.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Por favor, dame fuego...


¿Qué puedes hacer cuando todo a tu alrededor parece detenido en el tiempo? Mientras ves a todo el mundo avanzar, retroceder, caer y volver a levantarse…pero tú, sin embargo tú, estas en una especie de inopia constante, la cual te mantiene atado de pies y manos, acabando con cualquier posibilidad de levantarte y luchar por lo que es tuyo.

Las situaciones complicadas en la vida tienen ciertos tintes de caprichosas y malcriadas, aparecen en tu vida sin avisar, sin desear ser recibidas, removiendo desde las ideas preconcebidas hasta tus principios más fuertemente creados…te debilita, te trastoca…pero sin embargo son necesarias.

Retocan tu perspectiva de la vida, te ayudan a despertar de los letargos en los que sin darnos cuenta nos vamos enterrando, asediados por la rutina y los sueños que se esfuman como los rayos del sol entre las nubes de un día tormentoso. Te ayudan a embutarte la mochila al hombro, coger el primer tren con destino en una vida diferente sin el miedo de tener que mirar atrás, a sabiendas que lo que está por llegar puede ser duro, pero te hará revivir el espíritu de la vida.

En uno de esos momentos se podría decir que encontramos al autor de estos escritos descritos, en el andén de la estación, haciendo tiempo mirando pasar las nubes, deseando no quedarse dormido en la espera…con un cigarro en la boca y buscando su mechero…y ya que estas cerca déjame decirte:
-“Por favor, dame fuego”.

miércoles, 20 de julio de 2011

Odio...te


Odio.

Odio todas y cada una de las veces que te apareces en mis sueños. En las que el viento arremolina tu pelo.

Odio.

Odio el momento en el que te conocí y el instante en el que no te puedo olvidar. Odio desde la primera la palabra de tu nombre hasta la última de mi apellido.

Odio el que mi mente te recuerde, el no poder sacarte de mis pensamientos, que tu risa siga reflejada en mi sonrisa, tu alegría y tu tristeza.

Odio la forma en la que has dejado que se erosione todo, los momentos en que con la sangre fresca de mi muerte aun presente tú ya estés buscando sustituto a tus romances. Este juego al que me vi obligado a jugar y que nunca tuve oportunidad de ganar. El haber depositado mi confianza en una persona que ahora me resulta extraña y hace nada era algo más de mí.

Odio la forma en la que juegas con los sentimientos de las personas, en las que el egoísmo prevalece, donde el sentimiento de culpa no existe, donde el cariño es algo de risa y el placer gana o pierde terreno como la marea en la playa.

Pero sin duda lo que más odio es que soy tan idiota que aún tengo esperanzas en poder dejar de odiar.

Simplemente odio…

martes, 12 de julio de 2011

Viaje al alejado exotismo


     
    Al fin las maletas descansaban sobre el suelo de mi hogar. Aun no me hago a la idea de todo lo que acabo de vivir. Las experiencias se arremolinan en mi mente sin orden alguna, como gente corriendo al comienzo de una tormenta de verano. Porque al fin y al cabo son recuerdos de risa, alegría, prisas, descoordinación y en menor medida…de temor.


     Todo empezó un sábado como cualquier otro, pero no, este tenía algo distinto, nada más abrir los ojos lo primero que mi mirada fue a encontrar fue el paquete que con tanto cariño llevaba preparando, lo que me recordó que ese día iba a ser distinto a todos los vividos.

     Llegue, como me suele pasar casi siempre, con el tiempo justo para coger el avión en el que iban mis sueños y mis temores a lo desconocido. Un viaje que a pesar de llevarme al otro lado del mundo se me hizo incluso ridículo en el tiempo, no sé si por el nerviosismo que iba creciendo en mi o por caer presa del sueño tras coger el segundo avión.

     La sensación cuando salí del aeropuerto no la puedo describir con palabras, habría que estar allí para poder sentirlo como lo sentí, fue como transportarse a otro mundo…los colores, el olor, el sentir que vivía en otro tiempo pasado…fue algo difícil acostumbrarse a aquello. Pero la humildad de la gente, el alegro color de los vestidos de las chicas, el montón de pequeños y no tan pequeños jardines y zonas verdes repartidas por toda Delhi, los edificios rojo turquesa que me hipnotizaban al atardecer cuando se tornaban en un fuego como mágico, el blanco involuto del Taj Mahal reflejado sobre el estanque que asemejaba la perla más brillante que haya visto nunca…una serie de emociones e impresiones que se me hacen tan difícil de explicar pero que me erizan la piel con tan solo evocar aquellos recuerdos.

     Por suerte la gente que me pude encontrar hizo de mi estancia aquí algo mucha más placentero, aunque era una locura encontrar mis lugares de destino, toda persona se interesaba a ayudarme al verme perdido, cargando la enorme mochila y con un mapa imposible de descifrar en la mano. Supongo que se debe a que era una antigua colonia inglesa, pero su inglés era casi perfecto. Más de uno de nosotros debería viajar y ver como un país que creemos menos desarrollado es mucho más culto y amable que el nuestro. Deberíamos de mirar menos nuestro ombligo y alejar un poco más la vista y olvidar nuestros prejuicios.
El miedo inicial que sentía al principio apenas duro un par de días, es verdad eso que dicen que nada es como lo pintan…

    Con el paso del tiempo y disfrutando del turismo y acostumbrarme al ir y el venir de coches, motos, bicis, monos… pude desarrollar mi principal labor, la cual consistía en ayudar en diversas ONG’s a lo largo del norte de este maravilloso y exótico país.

    Esa experiencia de poder ayudar a gente que vive en unas condiciones que no se merecen me hizo ser más humano, me abrió la mente en lo que pensaba a la igualdad. Tuve la oportunidad de trabajar junto a mujeres viudas, las cuales por diversas leyes arcaicas, tuvieron que fundar una ciudad propia en la que valerse por sí mismas. También pude ayudar en lugares como Nepal o Calcuta.

    Pero aun estando apoyando todo el rato posible en Ong’s el viaje de una ciudad a otra o alguna escapada que me permitía de vez en cuando me dieron la oportunidad de disfrutar de rincones escondidos del mundo, andar por los extensos campos de té casi virgenes, probar el famoso te de Darjeelin, ver antiguas ruinas del esplendor de tiempos pasados, lugares de culto como el monumento a Gandhi…

   En verdad fue una experiencia única en la vida, os animo a olvidar vuestros miedos infundados, os embutéis vuestras mochilas al hombro, giréis la bola del mundo que tengáis más cerca y viajar donde vuestro dedo al azar os marque…

lunes, 4 de julio de 2011

Rompiendo realidades establecidas


        Alguien que conocí, escribió que abandonamos nuestros sueños por miedo a poder fracasar, o peor aún…por miedo a poder triunfar.

       Pero ¿qué ocurre cuando dejamos de lado ese miedo interno y nos arriesgamos, nos aventuramos en la posible realización de los sueños?
La historia de cómo un solo hombre puede demostrar que el espíritu de superación va más allá de los valores establecidos, que si algo es así…no tiene por qué ser ni justo ni valido. El sentimiento de superación unido al de la lucha contra la hipocresía y el mal establecido desencadena una serie de acontecimientos que suelen deparar en una mejora…aunque esta tarde tiempo en reflejarse en nuestras vidas.

       Corrían los últimos días de la década de los 60’s, década de apertura, de cambios, de renovaciones…pero también de vuelta a la más y dura hipocresía de la raza humana. Época en la que se juntaron la guerra de Vietnam y el movimiento hippie, la fuerte segregación racial en Estados Unidos y el Mayo del 68…

     En ese mismo año ocurrió un acontecimiento tan enigmático como necesario. Todo ocurrió durante los juegos Olímpicos en México. Un hasta ahora desconocido Tommie Smith, realizaba la increíble marca de 19’83s en los 200m lisos, algo hasta entonces impensable, y que él con su peculiar y altiva forma de correr logro.

      Pero Tommie Smith era algo más que un corredor extraordinario…era el 7 hijo de una familia de 12, una familia oprimida por las deudas, los malos jornales pagados a las personas de color y al continuo acoso en el que se encontraban tan solo por el color de su piel. Pero esto no decayó en su particular forma de ser, al contrario, le ánimo, le dio esperanza de superación y de lucha.

       Durante la entrega de medallas Tommie Smith junto a su compañero John Carlos, también estadounidense de color, levanto el puño en alto, un puño recogido dentro de un guante de color negro, en señal del “Black Power” y agacho la cabeza, como apesadumbrado y humillado por tener que vivir en un país donde por ser distinto eres inferior.

     Lejos de honrarle por tal marca y acto, a él y a John los expulsaron inmediatamente del comité olímpico, recibieron duras críticas en su país natal y durante muchos años recibieron todo tipo de amenazas.
Pero aun así su espíritu nunca decayó, y tras mucho trabajo lo que comenzó como un sueño termino siendo realidad…la palabra superación estaba escrita en su corazón…

    En estos tiempos que corren, más de uno deberíamos seguir el ejemplo de este singular maestro, y luchar contra el estado impuesto, que se autodenomina adecuado…pero que convence a tan poca gente…
Por la lucha de nuestros sueños, por Tom, por ti…por tu futuro… ¡lucha!