lunes, 12 de noviembre de 2012

Extranjerismos entre posos de café



       Me levanto en la mañana de un día tan triste como cualquier otro, en el confort de mi livingroom veo como cada vez mas estamos inundados de palabras que se adueñan de nosotros para convertirnos en parte de esa jet-set tan glam que realiza un pastiche entre una de las lenguas con mas historia y riqueza del mundo, véase el castellano, con el todopoderoso y omnipresente ingles. Abro mi block y apunto algunas notas que me surgen, las cuales seguramente mas tarde transcribiré en mi blog. 

                Y es que no es noticia que el rol que juega esta extraña semántica en nuestros días esta mucho mas presente de lo que ni siquiera podemos llegar a imaginar. En el bunker de nuestra pequeña ignorancia adaptamos palabras que provienen de otros idiomas cuando en el nuestro tenemos otras tantas que vienen a significar lo mismo. Pero parece ser que eso de hablar un rico y fluido castellano es cosa de llaneros solitarios, de cowboys que permanecen impertérritos al paso del tiempo, que no avanzan, si no que se estancan. ¿Para que mejorar en un propio idioma cuando lo podemos empobrecer con palabras que tienen un aire exótico y alejado de la realidad?

                Sin más, cojo de mi frigorífico un cruasán, me sirvo mi café y pienso grosso modo en todo lo antes mencionado. Termino mi almuerzo, me calzo mis deportivas y me preparo en mi discman las canciones que mas me motivan antes de salir a practicar footing mientras pienso que poco a poco vamos perdiendo la riqueza de nuestro idioma.

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