Nombre:
Javier Colmenero (Jaco)
Edad: 39
años
Profesión:
Desde ayer, parado
Son alrededor de las cuatro de la
mañana, quiero echarle la culpa de mi insomnio al calor producido por las
sabanas, pero la verdad es muy distinta. Aún se mantenía fresca la conversación
que mantuve con Martín esta mañana.
-Jaco, como sabrás, en estos momentos estamos pasando por
una situación muy critica en la empresa, sabes que hemos hecho lo posible pero
aú…
-Martín, por favor, ves al grano y ahórrate esta incomodo
verborrea sin sentido. Ya se por donde van los tiros, no lo alarguemos mas de
lo necesario.
-Si, supongo que tienes razón. En serio, te prometo que cuando
salgamos de esta mierda serás el primero al que llame, confía en mí.
Su expresión parecía triste,
en verdad más que un jefe se había convertido en un amigo y a ambos nos costaba
mucho afrontar la situación. Sin decir nada mas extendió su mano pero
finalmente decidió brindarme un abrazo como despedida.
Viendo que esa noche iba a ser
imposible conciliar el sueño y que únicamente iba a marear las sabanas decidí
salir al balcón, tratando de no despertar a Laura, la cual dormía plácidamente sin
ni siquiera saber nada de la desagradable noticia. Me recibe cada tarde con una
sonrisa tan llena de energía que me fue imposible decirle nada.
No vi mejor alternativa que
entretenerme liando un porro entre mis dedos (¡que gran idea!, recurrir a las
drogas como medio de evasión de la realidad, pensé con ironía), pero… ¿Cómo voy
a afrontar todo lo que se me avecina? En verdad, por primera vez en mi vida me
siento totalmente perdido.
Mientras le daba las primeras
caladas contemplaba la tranquila y desierta avenida, la cual aun emanaba el
calor del atardecer. Una suave brisa me enmaraño el pelo en su recorrido, como
queriendo arrancar de mi los problemas. Estos momentos de la noche siempre
guardaron algo de mágico y misterioso para mi, desde pequeño tengo la manía de
desprender mis problemas en la oscuridad de la noche.
Entre desvaríos y recuerdos Laura me golpeo el hombro para
llamar mi atención, lo cual me sobresalto, obligándome a salir de mi ensimismamiento.
-¡Joder Laura! Un día de estos vas a acabar conmigo, ¡que
susto!
-¿Te parece bonito ponerte a fumar sin avisar? Su expresión enternecería hasta al más rudo
de los hombres.
-Lo siento, estabas tan…que me pareció mala idea sacarte de
tus sueños
-¡Anda, no inventes! Lo que ocurre es que eres un maldito egoísta. Empezó a reír, sus ojos se iluminaban cuando sonría
de esa forma tan especial.
Imposible ocultarle nada a ella,
no sin sentirme el ser más despreciable del mundo, tome fuerzas de allí donde
ni siquiera sabia que las tenia y solté la bomba.
–Laura, tengo muy serio que
contarte.
La expresión de su cara se torno preocupante durante unos segundos para
irse relajando mientras hablaba.
-Así que esas
tremendas vueltas en la cama se debía a esto, ¿no?
-Vaya, no sabia que te
hubieses enterado. Es…referente al trabajo. Esta mañana me han despedido, dice
Martín que únicamente será hasta que solucionemos todo este lio, que confié en
él…pero aun así, me encuentro muy perdido.
-Shhhh, ahora disfruta
del silencio de la noche, no seas tonto.
Me dijo mientras posaba su dedo índice sobre mi boca. – ¡Pero que sepas
que estas cosas no hay que ocultarlas! ¡Imagina que me da por comprarme un
coche!
Dijo esto ultimo con una gran
sonrisa, de esas que me tranquilizar en alma, ella sabia siempre como alejar
mis malos pensamientos entre risas.
-Realmente, no sé que haría
sin ti.
Pero una idea no dejaba de rondar mi cabeza, ¿Cómo podía estar tan
tranquila ante lo ocurrido? No pensaba que pudiese tomarse esto tan a la
ligera. ¿De donde íbamos a sacar el dinero para pagar las facturas, la
hipoteca, el alquiler del garaje, la comida? Todo se me hacia tan cuesta arriba…lo
veía tan negro como la noche que se cernía sobre nosotros.
-Anda, ven y acuéstate.
Que voy a hacer que por esta noche se te olviden todos los problemas. Me dijo
mientras me abrazaba y me regalaba un delicado beso en mi frente, como si
supiese todo lo que estaba pensando.
El despertador volvió a sonar como cada mañana, se me hizo difícil de
asimilar, no tener un objetivo para madrugar, no tener un fin y sin embargo,
tener dos bocas que alimentar. Me duche con agua fría, me ayudaba a
desprenderme de las malas ideas y afrontar con algo mas de alegría las duras
semanas que se me presentaban por delante. Me vestí con mi mejor traje y la
mejor sonrisa que en ese momento era capaz de esgrimir. En el exterior, el sol
brillaba fuerte, como queriéndome regalar algo de esperanza, pero conforme
avanzada mi día y me sentía mas frustrado me parecía que solo quería burlarse
de mi.
En esos pensamientos me encontré recorriendo la calle principal de la
ciudad, abarrotada de tiendas a derecha e izquierda y gente cual zombis
sedientos de compras arrastrándose con bolsas de todos los colores y formas,
cual payasos de circo, pues es lo que parecía, ellos…al igual que Laura
¿pasaban de todo? ¿No piensan que el dinero se puede acabar? Estamos mas que
metidas en plena crisis, pero la gente sigue resguardada en su mundo de yupi,
con mas o menos pies dentro, pero con una mascara para no ver nada, aunque no sé
de que hablo, al fin y al cabo yo era igual, hasta que la realidad te golpea en
todo el estomago y te saca de ese sueño, entonces empiezas a ver todo distinto.
Y seguí andando por esa calle, viendo como la gente, por muy mal que llegue a fin de mes, seguirán escondidos en sus mundos, hasta que la realidad los despierte, soñando con montañas de compras inservibles, siervos de una economía capitalista…tan solo hasta que despierten, así somos los españoles que ha criado esta nueva era, pasivos ante y para todo.
Y seguí andando por esa calle, viendo como la gente, por muy mal que llegue a fin de mes, seguirán escondidos en sus mundos, hasta que la realidad los despierte, soñando con montañas de compras inservibles, siervos de una economía capitalista…tan solo hasta que despierten, así somos los españoles que ha criado esta nueva era, pasivos ante y para todo.
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